domingo, 5 de septiembre de 2010

va de retro

los discursos en el PRI


Por Luis Contreras

Discursos. Palabras. Palabras que son munición. Metralla. ¿Qué es un mitin sin discursos? Nada. No es nada. El mitin está en su discurso. Alguien, desde una cumbre, le habla a la masa palurda, de la cual, sólo espera, aplausos.

Hay discursos memórales. Palabras que son llamadas por la historia para convertirse en hechos. Sucesos que modifican el rumbo de las sociedades y el rostro de la humanidad. Nadie olvida el discurso de John F Kennedy cuando al inicio de su periodo gubernamental en 1961 cuestiona a la sociedad estadounidense y le dice: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país".

O aquel discurso de "la historia me absolverá", lanzado como una bomba por el entonces guerrillero Fidel Castro y que es un diagnóstico de la injusticia y una autodefensa fulminante cuando es juzgado por el asalto al Cuartel Moncada en 1953.

También podemos pensar en el discurso que en 1963 pronunció Martin Luther King: "… Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos paramos, firmó la proclama de la emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injustita. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio. Pero 100 años después debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. 100 años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. 100 años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. 100 años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra…" 100 años después…200 años después. Podría decirse. Hay injusticias bicentenarias.

Podemos pensar también en el discurso del 6 de marzo de 1994: frente al monumento a la Revolución, el candidato del PRI a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio decía: "…Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales…"

Discursos… son un poco como el rostro del político. Como el momento que se vive. Es una manera de entender la temperatura de las cosas. Su importancia. Su validez. El estado de México produce decenas de discursos por kilómetro cuadrado. El que no esta en campaña es precandidato.
Hay tantos partidos que todo es discurso y en cada conversación se fija postura. El que habla, proclama. En EDOMEX no se mandan oficios, se emiten manifiestos. Pero hay, desde luego, de discursos a discursos. Los que se escucharon este martes en la Plaza de la Unidad del PRI son de los peores posibles. Son, de hecho, imposibles.

Alguien, una voz misteriosa, presentó al delegado del CEN del PRI en la entidad, Martínez y Martínez y dijo que daría una "conferencia magistral". Muchos aún no paran de reír. Eso no fue conferencia. No fue magistral. Es difícil saber que fue, pero su intervención inicia así:

"Antes que nada, quiero decirles que sé la calidad y la cantidad de la audiencia, así que voy a procurar ser breve…"

Busco un párrafo, una línea que valga su peso en tinta. Y la encontré. Martínez y Martínez dice por qué el PRI nos ha mentido en lo que se conoce como "la historia oficial", veamos que dijo el delegado ante miles de priístas en la Plaza de la Unidad:


 "…Aún, con el primer cronista que hubo en México, Bernal Díaz del Castillo, aquel soldado que llegó con Cortés, escribió como cronista de la Conquista, la historia verdadera de la conquista de la Nueva España y aún en esa historia verdadera hay diferencias y desencuentros; podemos citar aquella frase que señala el propio Díaz del Castillo, de cuando le estaban quemando los pies a Cuauhtémoc, que le dijo a su primo "a poco crees que estoy en un lecho de rosas", por supuesto que eso no dijo Cuauhtémoc, porque las rosas llegaron cien años después de castilla, era un sentido figurado que salió de una novela de Ancona, en el año de 1870 y que era más fácil para que los niños aprendieran. Lo que realmente dijo Cuauhtémoc a su primo cuando le pedía que dijera dónde estaba el tesoro, es "que a caso crees que estoy en un temascal", porque para los indígenas un temascal era un deleite, algo sagrado y muy saludable; pero decirles a los niños de México en aquel tiempo que esa había sido la frase pocos la iban a entender, a lo mejor aquí en el Estado de México sí, porque todos sabemos qué es un temascal y ahora que estamos por acá, también lo disfrutamos. Pero así se ha ido construyendo la historia a través del tiempo.

Si. Así es como se ha construido la historia de este país. Con ladrillos de mentiras. Uno puede entender a Porfirio Díaz cuando se preguntaba si los mexicanos estaban listos o no para vivir una democracia. Ja ja ja… Se siguen haciendo esa pregunta.

Otra joya es digna del dirigente estatal del PRI, Ricardo Aguilar que dice:

"… Se escandalizan (se refiere al PAN y al PRD) de que el PRI lleva más de 80 años ejerciendo continuamente el poder en el Estado de México; pero desprecian que esto es resultado de la libre y soberana expresión de la voluntad de los mexiquenses". Claro.

Esta entidad, grande como una nación, se merece buenos discursos. Se merece que los políticos se tomen su tiempo, reflexionen, hilen los dilemas sociales y tejan, entre palabras, sus estrategias. Se merece un mensaje cuando se anuncia un mensaje y una conferencia cuando se anuncia una conferencia. Pero sobre todo, se merece que sea verdad lo que dice el delegado del CEN del PRI y los políticos sepan, en efecto, de la calidad y la cantidad de la audiencia.

Ojalá y alguien, sólido como el acero, llegue a decir frente a un millón, frente a un poder, frente a un monumento de verdad, de cara con la historia, lo que Martin Luther King dijo cuando habló de sus sueños en Washington: "… ¡por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! ¡Gracias a Dios todo poderoso! ¡Por sin somos libres!

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